Charlotte Perriand, una arquitecta lejos de lo tradicional

Publicado en: | 14 julio, 2021

Hija de un sastre y una modista haute couture, esta revolucionaria del interiorismo nació en Paris, en 1903. A los diecisiete comenzó sus estudios en torno al diseño de muebles y a los 24 ya se habría hecho notar.

Su pieza de acero cromado y aluminio llamada Bar bajo el techo, presentada en el Salón de otoño de 1927, se ganó la aclamación de la crítica. Sus esfuerzos por alejarse de los enfoques tradicionales y las ideas clásicas, la llevaron a inspirarse en las máquinas, en particular los automóviles y las bicicletas que pululaban su ciudad natal. A pesar de que en su primera reunión fue recibida por Le Corbusier con un tajante “ desgraciadamente aquí no bordamos cojines”, las colaboraciones entre ambos iniciarían a fines de los años 20 y se extenderían por casi una década.

De hecho, el despacho encabezado por el mítico arquitecto, la puso a cargo del área de “equipamiento para habitar”. Estanterías, sillas, mesas y sillones, construidos con acero tubular cromado y diseñados para dormir, relajarse o conversar, agregaron confort y bienestar a la funcionalidad.

Para finales de la década de los 30 y probablemente gracias a su estancia en Hanoi –donde trabajó tres años en el diseño de un pabellón para una exposición de artesanía–, comienza su acercamiento a Oriente, en particular Japón. Convencida de que el diseño interior y la casa habitación
deben transmitir paz y ofrecer una atmósfera propicia para el desarrollo de relaciones positivas con los demás y el propio mundo, encontró en dicho país inspiración y respuestas traducidas en diseño.

El minimalismo y la simpleza en los diseños que la harían célebre las décadas siguientes, sin duda provienen de esta época. Una pieza que sintetiza las respuestas encontradas en su encuentro con el lejano Oriente es la chaise lounge de bambú, una pieza de mobiliario reducida al mínimo y que cumple con su intención por fabricar “muebles que creen vacío”.

Más allá de diseñar muebles e interiores, ella intentaba crear las con-
diciones idóneas para habitar en equilibrio con lo que hay alrededor y liberar la mente.

Otro sitio fuente de su inspiración y objeto de sus esfuerzos fueron Los Alpes. Encargada en varias ocasiones del diseño interior de estaciones de ski, utilizó materiales naturales como la madera y recurrió a la artesanía local para su decoración. Los objetos que diseñó durante más de 60 años de carrera tenían la misión de dar estabilidad al mundo democratizando el diseño y eliminando lo superfluo y todo aquello que no tuviera sentido, envejeciera mal o estuviera pasado de moda.

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