Fernanda Canales

Publicado en: Noticias | 20 julio, 2021

Otra capitalina nacida en la primera mitad de los 70, Fernanda tiene una licenciatura en Arquitectura por la Universidad Iberoamericana, una maestría por la Universidad Politécnica de Barcelona y un doctorado por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid.

Su trabajo ha ganado reconocimientos como el premio Emerging Voices del Architectural League de Nueva York y ha sido expuesto en la Royal Academy of the Arts en Londres o la Galería Gallatin de la Universidad de Nueva York. Miembro del Sistema Nacional de Creadores del FONCA, ha publicado en medios como Architectural Review, AechDaily o El País. Obras suyas como el Centro Cultural Elena Garro, el Pabellón Invisible y la Casa Maruma, todos en CDMX, son sólo algunos ejemplos de proyectos suyos aclamados por la crítica y la academia. Canales se considera una activista del espacio y afirma que su arquitectura “ afronta la posibilidad de mejorar las condiciones de vida, de relacionarse con el prójimo y con el espacio próximo”.

Para ella, la innovación consiste en cuestionar cómo un objeto, un lugar o determinada práctica pueden mejorarse u optimizarse. Quizás por eso, su labor profesional se ha concentrado no sólo en la praxis, sino en la docencia y la investigación, sobre todo de la arquitectura mexicana.

Dentro de los proyectos más destacados de Fernanda hay dos que llaman especialmente la atención por su capacidad de transformar la tipología arquitectónica y generar espacios diferentes, emocionales y profundamente humanos. El primero de ellos es La Casa Bruma, en CDMX, cuya premisa fue respetar todos los árboles existentes y que el contexto natural se mantuviera intacto para que el objeto arquitectónico se entretejiera con él. Esta construcción se compone de 9 bloques unidos entre sí, que se acomodan al perímetro para crear un patio central con un recorrido continuo.

Por su parte, la llamada Casa Terreno busca dos cosas aparentemente contradictorias: resguardo y apertura. Compuesta por cuatro patios secuenciales, todos sus espacios se abren hacia el contexto circundante, lo que permite la ventilación cruzada, la entrada de luz natural y tener vista hacia la naturaleza. El proyecto también refleja su dualidad al combinar materiales como hormigón, madera y ladrillo, creando un juego único entre las formas orgánicas de barro y los techos verdes. Una combinación inédita, en la que caben referencias tan distintas como La Ricarda de Antonio Bonet, las obras de Luis Barragán, la arquitectura vernácula y las técnicas de autoconstrucción.

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