Mantenimiento de los pisos de mármol

Publicado en: ConstrucciónNoticias | 1 diciembre, 2020

A pesar de las particularidades que hacen de esta piedra cristalina, un elemento preciado para su aplicación en pisos, si no se le brinda un tratamiento adecuado, es susceptible a sufrir algunos daños.

En contacto con sustancias ácidas, tales como el vinagre o los frutos cítricos, existe el riesgo de que se produzcan efervescencias. O bien, si su colocación fue en un espacio descubierto al sol y la lluvia, podrían provocar que pierda su brillo natural, además de presentar decoloración, erosión en su corteza, desintegración o agrietamiento, a causa del contacto con el agua, que genera la hidrólisis de silicios y la disolución del carbono, sustancia con la cual está compuesto el mármol.

Como se trata de una roca porosa que puede absorber líquidos, no está exenta de manchas, aunque, con un buen cuidado, hay poca probabilidad de ello. Si se frota con algún material que tenga dureza a partir de 3 Mohs, como la calcita (3 Mohs), la obsidiana (5 Mohs) o el diamante (10 Mohs), es posible provocar ralladuras. También, aunque puede ser muy resistente, si se coloca en un suelo que presenta desniveles o bordes expuestos, con el tiempo, podría generar cuarteaduras.

Limpieza cotidiana

En caso de polvo: Para mantenerlo libre de partículas de suciedad, es recomendable que se utilice un cepillo de cerdas muy suaves, así como el uso de paños finos, sacudidores o trapeadores, que sean amigables con el material.

Derrame de líquidos: Si por accidente cae al suelo cualquier tipo de fluido, se debe absorber rápidamente con ayuda de trapeadores, paños o esponjas secas, para evitar que este material se estropee. Recordemos que es una piedra porosa, que se daña si está en convivencia prolongada con el agua o con alguna otra solución.

Manchas: De la misma manera que en el punto anterior, es recomendable retirar inmediatamente las manchas líquidas con paños de algodón. Sin embargo, si se encuentra algún residuo seco, el uso de agua, preferentemente, destilada y aplicada con una esponja húmeda, resultará suficiente para la limpieza. Pero, sin olvidar que debemos secar el exceso, una vez que la marca haya desaparecido.

Prevención de deterioro: Aunque podamos mantener libre de suciedades nuestro piso de mármol, al paso del tiempo éste requiere mantenimiento. Por ello, es indispensable pulirlo de una a dos veces al año, para conservar el brillo y remover las pigmentaciones indeseadas. Otro recurso para cuidar la calidad del material, es sellándolo, porque sirve como protección ante los accidentes que sufra. En cuanto a las alternativas para mantenerlo intacto, se recomienda la limpieza con agua destilada o con solventes alcalinos o neutros, como el aguarrás. De igual manera, es importante que los productos con los que se pula o limpie, sean destinados al mantenimiento del mármol, pues así tendrá la garantía de conservar la estética del material.

Ralladuras y abrasivos: En muchas ocasiones, los muebles con los que se decora el espacio suelen ser muy pesados y generan fricción con el piso en caso de moverlos, por lo regular, a causa de alguna remodelación o por el contacto que existe en el día a día. Para prevenir el desgaste de nuestro suelo, podemos evitar el roce directo, cubriendo la superficie en donde se colocará el mueble con una alfombra. En cambio, si es el caso de un cambio de posición radical, debe procurarse que el arrastre provoque el desgaste mínimo, o de lo contrario, se producirán marcas permanentes, que difícilmente se podrán eliminar.

¡Conoce más artículos de interés en nuestra edición de noviembre!