Prehistoria modernista

Publicado en: Noticias | 27 septiembre, 2021

Desde un inicio, el museo de Guggenheim  fue concebido por Rebay y Wright como un “templo del espíritu”, un sitio que permitiera contemplar de forma distinta la colección de arte moderno de Guggenheim.

En una carta dirigida a Wright, en la que le pedía hacerse cargo de la construcción del museo, Rebay escribió “cada una de las obras maestras de la colección debe ser organizada adecuadamente en el espacio, y sólo tú podrías encontrar la forma de hacerlo. Quiero un templo del espíritu, un monumento”. Wright produjo 4 bocetos diferentes que serían el diseño inicial del museo. Uno de esos bocetos presentaba un edificio con forma hexagonal y niveles inferiores para alojar las galerías, mientras que los demás proponían una estructura circular e incluían una rampa continua que se iba elevando paulatinamente a lo largo y alto, del edificio. El concepto original de Wright –producto muy probablemente de una combinación entre los diferentes bocetos– fue bautizado con el nombre de “zigurat”, debido a su semejanza con las escalinatas construidas por los habitantes de la antigua Mesopotamia en ciudades como Ur, que eran llamadas de ese modo.

El exterior del museo es un cilindro blanco de concreto reforzado que pareciera girar hacia arriba como un remolino.

Estas curvas, que desde el exterior lucen impresionantes, tienen un impacto aún mayor desde el interior, pues generan una sensación de amplitud para que se cumpla el concepto de “un gran espacio, en un suelo continuo”, propuesto por Wright. Quizá la primera circunstancia que habrá parecido extraña o demasiado extravagante a la gente en aquellos años, es la forma de recorrer el museo. A través de un ascensor, el visitante sube hasta la parte superior del edifico y comienza a recorrerlo gracias a una rampa de concreto cuya pendiente, casi imperceptible, sustituye cualquier tipo de escalera. Al caminar en su interior, lo primero que percibe quien lo visita es un enorme vacío y, a 28 metros de altura, una cúpula de cristal que ilumina de manera uniforme la obra que se exhibe en su interior. A ambos lados del vacío, se extiende esta rampa continua con casi medio kilómetro de longitud, desenrollándose a lo largo de seis pisos.

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