Parlamento Nacional de Bangladesh: Louis Kahn

Publicado en: NoticiasProyectos | 8 abril, 2021

Como un sólido monolito prehistórico y moderno al mismo tiempo, este edificio se erige en la planicie y el diseño multicapa de su arquitectura, lo protege de las inclemencias del desierto.

Parlamento Nacional de Bangladesh

El edificio del Parlamento Nacional de Bangladesh es, sin duda, una de las obras arquitectónicas más impresionantes del siglo XX. En su concepción existe una mística que combina la genialidad del arquitecto, la pujanza de uno de los pueblos más populosos del mundo y un momento histórico, clave en la constitución de dicho pueblo como nación independiente. Este edificio, que tardó el mismo tiempo en ser construido que el Taj Mahal, provee de identidad a los bengalíes. Esto, sin mencionar el orgullo que genera para cualquiera de los casi 30 millones de ciudadanos de Daca, capital de este país asiático y lugar donde el arquitecto Louis Kahn materializó uno de sus proyectos más reconocidos.

Identidad milenaria, presencia actual

Bangladesh es una nación relativamente joven que se independizó de Pakistan en 1971, justamente cuando el edificio del Parlamento se encontraba a la mitad de su construcción. En 1959, el todavía gobierno pakistaní decidió construir en Daca  una extensión de la sede de su parlamento. Con lo que no contaba era con que estallaría una guerra independentista que le daría autonomía a una nueva nación. Por ello, mucho antes de que terminara de construirse en 1982, este edificio ya era en un símbolo de identidad para los bengalíes. Usualmente pensamos en la arquitectura moderna como utilitaria o sofisticada, con la ventaja de poder ser usada en cualquier contexto y seguir fiel a los principios estéticos y sus requerimientos funcionales. Sin embargo, este edificio es un ejemplo extraordinario de arquitectura moderna circunscrita a la arquitectura vernácula bengalí.

Es único porque es moderno en principio, pero está profundamente enraizado en su contexto y mantiene un vínculo sólido con el rico pasado arquitectónico del país. El diseño de Kahn sugería desde el comienzo el uso de materiales locales simples, que estuvieran disponibles al momento y que se pudieran implementar de forma diferenciada para protegerse contra el despiadado clima desértico. La idea era integrar un edificio moderno a un contexto que no lo era tanto.  

Geometría de mármol y concreto

El Edificio del Parlamento Bengalí se erige como una entidad masiva, imponente, en medio del desierto. Está conformado por ocho torres de concreto, salones concéntricamente alineados en torno a la gran cámara parlamentaria, que es el corazón del edificio, y que simboliza el núcleo del nuevo gobierno democrático. En las fachadas de dichas torres se abren unas ranuras con formas geométricas que incluyen triángulos, rectángulos y círculos. Las torres envuelven el edificio central de ocho plantas que aloja a la Cámara Central de la Asamblea, cuyas espectaculares armaduras sólo pueden apreciarse desde lejos. Rodeado en tres cuartas partes por agua, el complejo incluye también una mezquita, comedor, salas ministeriales y de esparcimiento.

Dentro de los objetivos de Kahn también se encontraba el optimizar espacio de forma que las construcciones complementarias —como oficinas, alojamientos para los funcionarios y un restaurant—, fueran una proyección del volumen central. El complejo entero está hecho de concreto vaciado en sitio con mármol blanco incrustado, lo que además de ser una declaración modernista de poder y presencia, es un homenaje y tributo a los materiales y principios locales. La masa escarpada de concreto, la forma en que los volúmenes fueron escalados de mayor a menor, y el lago artificial que rodea el edificio, actúan como aislantes naturales pues constituyen por sí mismos un sistema de enfriado que también provee luz natural.

Luz y espacio

Las formas geométricas escarpadas en las diferentes caras de la fachada agregan un impacto dramático a la composición en su conjunto. Estas formas son abstracciones de patrones geométricos utilizados tradicionalmente en la cultura bengalí, representan la unión del pasado milenario con el presente y la modernidad. Asimismo, son precisamente estas formas las que dan luz y enfrían de forma natural al edificio. Para Kahn, como para muchos otros arquitectos, la luz es un aspecto fundamental de un edificio; pero no sólo veía en ella la forma de iluminar un espacio, si no también la consideraba una creadora de espacio.

El aislamiento climático fue posible gracias a una disposición general del complejo en grupos de edificios en el cual las lineas externas están profundamente descansadas por pórticos con enormes aperturas geométricas en sus fachadas exteriores, dándole las características visuales al edificio. Así, el método convencional de usar ventanas para proteger del exterior, fue sustituido de forma efectiva dando como resultado un efecto de composición al usar estas enormes formas geométricas, acordes con la escala del edificio. La utilización de muros de concreto expuestos para contrastarlos con los ladrillos utilizados en los edificios circundantes, es una fusión entre el colorido del terreno y muchos de sus elementos culturales. El lago a los tres lados del edificio principal no sólo crea un descanso visual, también es un eco de la belleza de Bangladesh, un país lleno de ríos.

Una característica propia del también conocido como Jatiya Sangsad o Casa de la Nación, son los espacios abiertos que lo enmarcan. El edificio está rodeado a los costados y en la parte posterior por un lago artificial, mientras que la fachada tiene como antesala una amplia explanada y varias hectáreas de áreas verdes que la gente usa comúnmente para recrearse mientras disfruta la imponente vista de su edificio. Este marco lúdico hace que el edificio institucional sea un espacio público, que combina a quienes gobiernan con el pueblo que los eligió. Además, la gran extensión de este espacio abierto al público, lo es también también al aire libre, que es literalmente aire fresco en la capital de uno de los países más densamente poblados: En una superficie similar en extensión a la del estado de Coahuila, 161 millones de personas hacen de Bangladesh el octavo país más poblado. No es de extrañarse entonces que, los espacios abiertos signifiquen tanto para ellos.

Porvenir hecho a mano

Cuando comenzó a construirse y hasta muchos años después de su Guerra de Independencia, Bangladesh era uno de los países más pobres del mundo. Un edificio de esta magnitud y con un concepto tan sofisticado y moderno era, en aquellos años, algo simplemente impensable en un lugar con tanta miseria. Sin embargo, tanto la persistencia de Kahn, como el empeño multitudinario de los bengalíes lograron la hazaña. Todo el edificio fue hecho a mano. Miles de trabajadores cargaron sobre sus cabezas cubetas llenas de concreto para forjar el alma del edificio. Escalando andamios hechos con bambú, los lugareños edificaron su presente con muros altos, desde los cuales comenzaron a vislumbrar su futuro como nación. Sin ser un político, Louis Kahn les dio a los bengalíes un edificio para institucionalizar su democracia. El edificio que se destaca entre las planicies que lo circundan, yace sólido, firme cual monolito milenario que ha sobrevivido la inclemencia del tiempo. Su color, sus enormes bloques de concreto y las figuras geométricas escarpadas en ellos, realmente lo hacen parecer un megalito —aquellos monumentos prehistóricos hechos con piedras gigantes, que siempre nos hacen preguntarnos cómo habrán podido llevar a cabo nuestros antepasados tan titánica hazaña.  

Vivir para el proyecto

Como en muchos otros casos, existe una relación muy profunda entre Kahn y el edificio del Parlamento Nacional de Bangladesh. El vínculo entre ellos es muy dinámico pues supera obstáculos como la distancia o el paso del tiempo. Kahn invirtió mucho tiempo en la elaboración de planos y diseños y trabajaba en el proyecto desde Filadelfia, EU, donde tendría su estudio. Es decir, la construcción del edificio continuaba aun sin su presencia. Del mismo modo, tras el fallecimiento de Kahn en 1974, el edificio siguió completándose durante ocho años, de acuerdo con las instrucciones que legó, hasta su inauguración en 1982.

Sólo una personalidad tan tenaz como la de Kahn pudo haber concebido algo así. Existen testimonios del ímpetu con el que se entregaba a sus proyectos este arquitecto, nacido en la Rusia aun imperial y arribado a EU desde muy pequeño. Kahn ponía sus proyectos por encima de sus tres familias —otro rasgo industrioso de su persona fueron las varias personalidades que tuvo que asumir para llevar una vida con múltiples escenarios sentimentales y paternales—, la relación con sus colegas e incluso las ganancias. Este no fue el primer ni el último proyecto en el que Kahn sacrificó alguno, o todos y cada uno, de dichos aspectos. Sin importarle cuánto dinero tenía este país, o si algún día terminarían de construir el recinto de su parlamento, confió en el porvenir.

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