Normas nacionales para arquitectura sustentable
En nuestro país se siguen distintas normas optativas para promover la sustentabilidad.
Si bien no cuentan como una certificación, le dan valor a la construcción por el reconocimiento y la distinción que otorgan. La mayoría son normas mexicanas que promueve la Secretaría de Energía, y rigen diferentes elementos en cuanto a la construcción sustentable.
Podemos hablar de la NMX-AA-164-SCF1-2013, que se aplica para las edificaciones sustentables en sus distintas fases, desde diseño hasta reacondicionamiento del edificio. Por otra parte, tenemos a la NMX-AA-171-SCFI-2014, que enumera los requisitos y especificaciones que se deben tomar en cuenta en el desempeño ambiental de establecimientos para hospedaje. Del mismo modo, existen algunas normas mexicanas que aplican sólo a distintas regiones, como la que existe para la zona turística de Yucatán.
Por otro lado, en cuanto a la construcción en la Ciudad de México, se tiene desde 2008 el Programa de Certificación de Edificaciones Sustentables (PCES), con el que se establece un estándar para los distintos edificios en la ciudad, ya sean comerciales o habitacionales, y también se dan incentivos fiscales para aquellos que cumplan con esos estándares.
A estas certificaciones se pueden añadir cualquier cantidad de estímulos locales, que se agrupan por estado y ciudad.
Por ejemplo, está la Norma de Edificación Sustentable del Estado de México, que sienta los principios para una construcción responsable en dicho estado. Sin embargo, pese a que las certificaciones son diversas y el progreso es constante, aún queda mucho que agregar a las certificaciones del país, todo con el fin de conseguir un medio ambiente saludable y construcciones que se integren en todas esas condiciones.
Cabe destacar que, dentro de las organizaciones que promueven la construcción sustentable, destaca SUME Sustentabilidad para México A.C, una asociación sin fines de lucro que ha promovido estos distintos factores, y sirve de vínculo entre las distintas empresas constructoras y las autoridades, de tal modo que se consigan edificios que favorezcan la experiencia de los usuarios, pero que también contemplen aspectos la disponibilidad de agua, el manejo de residuos, el desarrollo urbano, la infraestructura instalada, los diseños arquitectónicos compatibles y el impacto ambiental y social.
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