Muros verdes
Los muros verdes, también conocidos como muros vivos o jardines verticales, se han convertido en una nueva tendencia al alza de los entornos construidos.
Los muros verdes contemporáneos se dividen en dos categorías principales: muros tradicionales adornados con plantas trepadoras enraizadas en el suelo, denominadas “fachadas verdes”, y verdaderos “muros vivos”, que se construyen especialmente para proporcionar una superficie de crecimiento vertical para las plantas que utilizan diversos medios de cultivo, soportes y sistemas de riego integrados.
Un muro verde se compone de un marco estructural que soporta un ensamblaje en capas o paneles modulares que contienen un medio de cultivo, como tierra compactada, esteras de fibra o algún otro sustrato, y un sistema de riego integrado que hace circular el agua a través de los paneles. Son elementos arquitectónicos muy rentables desde el punto de vista energético, ya que las plantas reducen las temperaturas generales de los edificios cuando se exponen al sol.
Las ventajas de los muros verdes en el diseño de interiores van más allá de la estética, pues también benefician la salud mental y física.
El concepto del muro verde arquitectónico se remonta al menos a la década de 1930, cuando un profesor estadounidense de arquitectura paisajista llamado Stanley Hart White desarrolló lo que llamó “ladrillos botánicos”, que luego amplió en una “estructura arquitectónica con vegetación”. Sin embargo, la invención particular de White fue algo poco práctica y no se implementó en una escala significativa
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