MNAH: Raíces históricas y herencia arquitectónica

Publicado en: Noticias | 3 diciembre, 2020

Acero con ventajas muy concretas

Una prioridad en la construcción del Museo fue concluir el área de exhibición de manera inmediata, ya que la mudanza y el montaje de la museografía precisaban mayor tiempo. Toda esta área fue construida con estructura de concreto. Por su parte, el cuerpo frontal que aloja los servicios generales, fue proyectado en estructura de acero para permitir la opción de iniciarlo en fábrica y armarlo después, en sitio. También era indispensable contar con un acceso amplio y fácil, ya que la máquina necesaria para armar la gran estructura del paraguas requería espacio para su rápida movilidad y recorrido.

El mismo acceso facilitaba también el transporte y la colocación, hasta el interior de las salas correspondientes, de varias piezas de gran formato, como el Calendario Azteca o la Coaticlue. De este modo, fue necesario el empleo de dos sistemas constructivos, el de concreto y el de acero, aunque cabe mencionar que, en el diseño original, la fachada principal del recinto estaría cubierta por barro. Sin embargo, el presidente López Mateos decidió descartar la idea pues creía que dicho material haría que el edificio luciera “distinto”.

Bajo este esquema de trabajo paralelo en diferentes frentes, convivieron las técnicas más avanzadas de ingeniería y arquitectura de aquel tiempo, con la destreza y habilidad manual del artesano mexicano para el montaje de las salas. Superficies enormes de pisos y muros fueron revestidos y tratados artesanalmente. Para las salas etnográficas, indígenas provenientes de diferentes regiones del país, crearon de mano propia reproducciones exactas de sus viviendas, utensilios y demás elementos cotidianos en sus comunidades.

Cultura es recreación

El Museo tiene 45 mil metros cuadrados construidos, de los cuales sólo 30 mil corresponden a las áreas de exhibición. El resto de los espacios están destinados al área académica, biblioteca, áreas de investigación arqueológica y etnográfica, almacenes, bodegas, talleres de restauración, conservación y otros servicios. No muchos museos en el mundo tienen una proporción semejante entre sus áreas de exhibición e investigación. Es ante todo una institución educativa al servicio del pueblo de México, y no, como solemos suponer, un sitio de exclusivo interés turístico.

Debido a que se eligió el corazón del Bosque de Chapultepec para construirlo, muchos arguyeron que el museo le restaba espacio al bosque, reduciendo así las posibilidades de disfrutarlo a plenitud. Ante esto, Ramírez Vázquez reviró: “Creo que esto no es así, pues la recreación no sólo es pasear por las áreas verdes, es también la cultura, el conocimiento y el descubrimiento de nuestras raíces”.

Conoce más artículos de interés en nuestra edición de noviembre.