Mies Van Der Rohe: pabellón alemán en Barcelona

Publicado en: Noticias | 18 noviembre, 2021

Las pequeñas dimensiones de este edificio -reconstruido en los años 80 del siglo pasado conforme al original- contrastan con su gran peso como referencia para la arquitectura moderna.

Diseñado por Ludwig Mies van der Rohe para la Exposición Internacional de Barcelona de 1929, el pabellón fue la primera representación alamana en una exposición de ese tipo desde la Primera Guerra Mundial.

Este embajador arquitectónico tenía como misión principal enaltecer el nombre de un decadente imperio alemán. Este pabellón, con todo su fulgor, representa la última patada de ahogado de aquel imperio. Cuatro años después de su inauguración –tras una gran inestabilidad política y varios golpes de estado–, Adolf Hitler y su partido nacionalista llegaron al poder, respaldados por el voto de un pueblo urgido de estabilidad.

Como una de las últimas expresiones artísticas alemanas importantes antes del Tercer Reich, el pabellón constituía un encargo arquitectónico de vital importancia. Para poner a Alemania en boca de todos, van der Rohe se aseguró de construirlo justo en la avenida que iba desde el espacio de ocio de la Exposición, hasta la zona más institucional. De esta manera, se aseguraba que, aunque no lo deseara, el público entero de la Expo acabara visitando o recorriendo su pabellón.

“La arquitectura para mí, es un arte objetivo y debe regirse por el espíritu de la época en que se desarrolla.” -Miles Van Der Rohe. 

UNA IDEA QUE FLOTA .

Ubicado en el extremo oeste de la Plaza de Carles Buigas, el Pabellón se erige sobre un plano rectangular horizontal recubierto con mármol travertino. Este plano, además de ser el soporte, aleja al edificio de la calle. Los espacios del Pabellón son definidos mediante el juego de planos desplazados y sus muros están dispuestos de tal forma que generan una sensación de fluidez espacial a su interior. El límite exterior del Pabellón lo establecen amplios ventanales, para acentuar dicha sensación y proporcionar la luz suficiente para que se genere una transparencia inaudita.

Para soportar la estructura del techo, se usaron ocho columnas de acero, cruciformes y delgadas, para dar la idea de que el Pabellón flota. Estas columnas liberan el interior para permitir un plano abierto, además de proyectar el techo hacia el exterior, creando una demarcación espacial en la que el interior se convierte en exterior y viceversa.

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