Mantenimiento a recubrimientos de piedra

La piedra es un material resistente, pero también se deteriora y pierde su imagen a pesar de que el proceso se dé a muy a largo plazo.

Existen algunos cuidados que pueden aplicarse para que esa buena imagen de prolongue aún más.

A los recubrimientos en piedra se les debe aplicar un sellador para prevenir la acumulación de suciedad, para prolongar la calidad y el buen aspecto del acabado. Debe aplicarse en tres o cuatro capas si se trata, por ejemplo, de piedras porosas como la caliza o la arenisca.

Una vez que se ha llevado a cabo el proceso de sellado en los muros, basta con limpiarlos con aspiradora de forma periódica. Las superficies de trabajo se mantienen limpias pasando simplemente un trapo húmedo y, en caso de mucha necesidad, con un poco de jabón neutro.

Una piedra preciosa puede ser de alto valor para los acabados arquitectónicos, misma que dota a los espacios de belleza, esbeltez y naturalidad.

Como elemento constructivo la piedra es uno de los materiales que mayor resistencia presenta en su estado natural y por ello no requiere de un gran mantenimiento. Sin embargo, una manera de protegerla de hongos y humedad, es a través de la aplicación de productos específicos para ejercer una barrera protectora contra la suciedad del ambiente.

Un barniz para piedra debe estar compuesto por una fórmula incolora en base a resinas acrílicas especialmente elaboradas con el fin de aportar a las superficies duras una especie de revestimiento contra los efectos del agua y ante todo líquido derivado de aceites, sedimentos calcáreos y otros contaminantes ambientales, ya que sus resinas y componentes anti adherentes, no permiten que estos permanezcan incrustados en pisos, piedra de paredes, muebles y cualquier otra extensión donde haya acabados de piedra.

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