Laura Arroyo: la luz de la curiosidad

Publicado en: Noticias | 19 noviembre, 2021

La luz se integra como uno más de los elementos físicos que constituyen un edificio. La arquitectura también es capaz de transmitir emociones y, ahí, la luz juega un papel fundamental.

El uso del color en la iluminación es también importante. El color es un elemento fundamental en la percepción visual, que permite acentuar o modificar el ambiente. Aquí hay que diferenciar entre color de luz y luz de color. Llamamos color de luz al color irradiado por una fuente de luz y para describirlo se usan variables como temperatura de color. Los colores de luz cálidos se utilizan en entornos relajados con iluminancias bajas. De esta forma se pretende imitar la iluminación nocturna a la que nuestro cerebro está acostumbrado y con la que nos sentimos cómodos. En el otro extremo, están los colores de luz fríos. Estos se aplican sobre todo en espacios donde se realizan actividades que requieren de mucha energía, para simular la luz diurna, en la que el cielo es azul y el sol brilla con fuerza. Por su parte, la luz de color se consigue al combinar emisiones de luz provenientes de los 3 colores básicos: rojo, azul y verde, para conformar cian, magenta y amarillo. Con esos tres colores básicos se pueden formar prácticamente todos los demás colores.

La luz de la curiosidad. 

Para conocer más detalles del diseño de iluminación arquitectónico, tuvimos una charla con una mexicana que desde hace tiempo conoce los pormenores. Laura Arroyo es una sonorense que radica actualmente en Londres y quien desde que se graduó, hace once años, quedó fascinada con el diseño de iluminación. Como sus intereses abarcaban también la iluminación escénica, complementó sus estudios de arquitectura y su experiencia profesional en iluminación, con estudios de diseño de iluminación teatral. Una combinación ideal si se pretende incidir en la sensibilidad de los usuarios.

La arquitectura también es capaz de transmitir emociones y, ahí, la luz juega un papel fundamental. Con sólo cambiar la iluminación, podemos reinventar espacios e influir en la percepción arquitectónica.

Comenzamos por preguntarle qué la llevó a elegir esta disciplina de la cual no se habla tanto como del interiorismo o el paisajismo –otras dos disciplinas que corren en paralelo con la arquitectura–, pero que parece tener mayor proyección. “Creo que mi curiosidad surgió cuando estudiaba arquitectura, porque también estudiaba fotografía y mucho antes de comenzar a usar la cámara o sacar fotos, tuve un gran maestro que primero nos enseñó a mirar y a observar nuestro alrededor. Nos enseñó a pensar en la luz y cómo hace que las cosas se vean de cierta forma y, si la cambias, también cambia esa percepción. Ahí empezó mi interés. Después, combiné los estudios de arquitectura con una clase de escenografía, en la que me encontré otro gran maestro que nos enseñó cómo contar una historia con la luz y la escenografía. Una vez que me gradué, encontré una súper oportunidad en una oficina en la CDMX, llamada Lux Populi. Resultó que ellos hacen diseño de iluminación.”

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