La Casa de Cascada- Frank Lloyd Wright

Publicado en: ConstrucciónNoticias | 26 mayo, 2022

Un exitoso ejemplo de Arquitectura Orgánica 

Esta casa habitación es considerada por muchos una obra de arte y el referente por excelencia de la arquitectura orgánica, es una muestra del espíritu intrépido de su autor.

Sin embargo dentro de sus muros habitan los problemas estructurales, los juegos de opuestos y hasta un fantasma. En una ocasión, mientras se encontraba frente a un jurado, a Frank Lloyd Wright se le preguntó su ocupación. Este respondió sin dudarlo: “Soy el mejor arquitecto del mundo”. Posteriormente, cuando su esposa le recriminó su soberbia, se excusó argumentando: “No tenía opción, estaba bajo juramento”. Sólo alguien con semejante confianza y seguridad en sí mismo, podría aventurarse a realizar un proyecto tan desafiante como La casa de la cascada.

Ideas del arquitecto 

Cuando la familia Kaufmann le encargó a Wright una casa en una zona rural de su propiedad, a las afueras de Pittsburgh, tenían en mente una casa al pie de una caída de agua. Cuál sería su sorpresa cuando el arquitecto les sugirió construirla directamente encima de la cascada. Cuentan que le dijo a Edgar Kaufmann padre: “Quiero que vivas en la cascada, no sólo que la mires”. El resultado, en efecto, fue una casa habitación integrada al paisaje. Tres niveles con terrazas en voladizo sobre la cascada y el arroyo, conectados por una escalera tempotrada en muros de piedra, permite el acceso al estanque que forma naturalmente la caída de agua bajo la casa.

Los tres niveles de la casa se desarrollaron en franjas horizontal, que están sustentadas sobre muros de carga hechos con la misma piedra arenisca usada para las plataformas de roca. Este marcado juego de formas entre las líneas horizontales y verticales, constituye uno de los rasgos más distintivos de esta obra que se convertiría en uno de los clásicos arquitectónicos del siglo XX.

Inspiración Oriental

Más allá de la vasta obra de Wright, este proyecto en concreto estuvo influenciado por factores muy diversos. La zona de Wisconsin en la que nació Wright en 1867, lo mantuvo en contacto con la naturaleza y así se crió y vivió sus primeros años. Por otra parte, está la influencia de sus maestros y de la escuela de Chicago. Por último, no debemos pasar por alto la reconocida pasión que Wright tenía por la cultura japonesa. En su autobiografía de 1932 admite: “Japón aparece ante mí como lo más romántico y artístico. Es el país más inspirado en la naturaleza de todo el planeta”. 

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