La belleza del concreto
La belleza del concreto recae en que es un material utilitario y sin contexto -a diferencia de la madera o el mármol- y lo sorprendente es que está hecho sólo con arena, agua y cemento portland.
El concreto es un material compuesto, también conocido como hormigón, utilizado en la industria de la construcción y que está formado esencialmente por un aglomerante, como el cemento Portland, combinado por una porción adecuada de agua, con el propósito de generar una reacción de hidratación. Dependiendo del diámetro del concreto, se aplican ciertos agregados; por ejemplo, los árdidos incluyen grava, gravilla y arena. En función de las proporciones de cada uno y de sus constituyentes, existen varios tipos de concreto: convencional, estructural, autocompactable; concretos rápidos, ligeros, fluidos, de alta resistencia o arquitectónico, sólo por mencionar algunos.
Cuando el concreto se deja a la vista como superficie de acabado, aunque siga siendo importante su función estructural, al mismo tiempo es el material de acabado final.
El concreto como material estructural, normalmente se reviste de acabados que le ofrecen una estética distinta a la edificación, en textura y coloro; sin embargo, cuando el concreto se deja a la vista como superficie de acabado, aunque siga siendo importante su función estructural, al mismo tiempo es el material del acabado final, la expresión externa de la obra. La definición de concreto por la American Concrete Institute, es la de un concreto cuya superficie es visible con una función estética predeterminada, y cuya masa atiende requisitos físicos, mecánicos y de durabilidad.
Su apariencia varía según el sistema constructivo utilizado, por ejemplo las superficies pueden reflejar el encofrado, trabajarse manualmente una vez desencofradas. O pueden tratarse con otras técnicas, ya que existe una amplia variedad de posibilidades arquitectónicas, que dependen de los gustos, presupuestos y tendencias de moda.
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