Interiores de la Casa de la Cascada-Frank Lloyd

Publicado en: ConstrucciónNoticias | 26 mayo, 2022

Interiores sin límite 

En su conjunto, La Casa de la Cascada consta de dos partes. La casa principal, que se construyó entre 1936 y 1938, y el cuarto de visitas, completado en 1939. Todos los recintos de la casa se relacionan con el entorno natural y la sala de estar incluso cuenta con una escalera que conduce directamente al agua. Los pasillos interiores son estrechos y oscuros, para que los habitantes tengan una sensación de encierro en comparación con lo abierto a medida que se acercan al exterior. Otro elemento pensado para que los habitantes se enfoquen en la naturaleza, es la poca altura de los techos. Esto tiene la intención de que la mirada que quienes se encuentran dentro, sea horizontal y se dirija al exterior. Para soportar las terrazas, que hasta entonces habían olvidado las fuerzas horizontales de sus grandes planos en voladizo, Wright trabajó con un par de ingenieros.

La solución, según ellos, estaba en los materiales. Cerca de allí, se disponía de suficiente piedra arenisca, para complementar el concreto armado que Wright pretendía usar en las plantas voladizas. La casa tomó forma entonces y sus muros se integraron al paisaje en términos de materiales y color. Además de dichos materiales, necesitaba vidrio para enmarcar las estructuras. Con ello, la luz procedente de varios ángulos equilibraría el ambiente.

Con la fama en sus cimientos

Para las terrazas, se decidieron por las estructuras de concreto armadas y reforzadas con acero para aumentar la resistencia a la tracción. La casa incorpora amplios ventanales y los balcones son una prolongación de las estancias principales, lo que aumenta la sensación de proximidad con el entorno natural. En la ladera, por encima del edificio principal, se encuentra el garaje, el cuarto de servicio y una habitación para invitados. La Casa de la cascada se hizo famosa incluso antes de ser acabada y su fama aumentó década tras década. Es más, su fama se mantuvo en buen estado gracias al penoso suicido de la señora Kaufmann en 1952. Causado por la infidelidad de su esposo con la servidumbre, es origen también de su supuesto fantasma, quien recorre la casa en pena por las noches. Por su parte, el señor Kaufmann falleció tres años después, de tal forma que el sitio dejó de ser la casa de la familia en 1963. Para el año siguiente se convirtió en un museo abierto al público con todo y su decoración, mobiliario y obras de arte originales. De hecho, casi todos los muebles originalmente diseñados por Wright siguen en su sitio.

Luz y sombra

Uno de los medios usados en Japón para relacionar o hacer que la casa interactúe con el exterior, es el shoji, un panel corredizo traslúcido hecho con madera y papel de arroz. Para lograr el mismo efecto, en Occidente se utilizaron puertas, muros y ventanas de vidrio. Desde el inicio, Wright supo entender que interior y exterior no podían concebirse como entidades separadas y, mucho menos, en confrontación. Por ello, la casa se continúa en el jardín y el jardín continúa en la casa, sin división clara o perceptible. La fluidez interior y el uso de la luz y la sombra, son herramientas de transición espacial. La sala principal de La Casa de la Cascada es un ejemplo claro de esto. No existen las divisiones marcadas, lo que aporta una visibilidad continua que no se interrumpe o corta. Puede notarse allí la intención principal del arquitecto: aprovechar la luz natural a través de los grandes ventanales.

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