Exterior: elegancia y seguridad

Tener la iluminación exterior adecuada crea un ambiente agradable en terrazas, jardines y patios; además, contribuye notablemente a darle mayor atractivo a las fachadas de edificios.

Afortunadamente la iluminación exterior se ha vuelto cada vez más accesible con el desarrollo de la iluminación de bajo voltaje y la tecnología LED, pero estas luminarias deberán tener una cierta clasificación IP, dependiendo de dónde se instalarán y para qué se utilizarán. La iluminación exterior añade un toque de elegancia y contribuye a mantener el hogar seguro. Si las entradas, estacionamientos y pasillos oscuros están bien iluminados, tendremos la oportunidad de ver en todo momento –y con facilidad–, posibles intrusos o anomalías.

Las características de un sistema de iluminación, incluye parámetros de iluminación como color apropiado, buena uniformidad, luminiscencia y control de brillo adecuado. La iluminación exterior en el ámbito doméstico incluye la iluminación de fachadas, pasillos, corredores, jardines, terrazas, balcones, caminos o áreas recreativas; todas ellas con un requerimiento de potencia, temperatura de color y estética. Las luces de la casa y del jardín a veces están literalmente bajo la lluvia y, por lo tanto, deben ser a prueba de agua y suciedad de una forma u otra.

Una de las primeras decisiones en el diseño de un buen sistema de iluminación exterior es la elección de la fuente de luz.

Hoy día es muy amplio el número de fuentes de luz que están disponibles en el mercado, cada uno con su propia combinación de características de funcionamiento. Aunque actualmente existen cientos de lámparas en el mercado, pueden clasificarse por características de construcción y funcionamiento en tres principales grupos: fluorescente, LED y descarga de alta intensidad (HID). A su vez, las lámparas HID pueden agruparse en las siguientes clases: sodio a alta presión y haluro metálico. Otro tipo de lámpara, sodio de baja presión (LPS), comparte algunas características de las lámparas HID.

Ahora bien, cuando se colocan al aire libre, las luces pueden entrar en contacto con todo tipo de fuerzas y elementos externos, incluso pueden ser tocadas o pisadas accidentalmente; sufrir manipulación deliberada o recibir fuerza accidental de herramientas y palas; también padecer la actividad de la vida silvestre, polvo y suciedad. Todo esto sin mencionar la lluvia, el viento y la inmersión en agua. Estos elementos pueden provocar daños y mal funcionamiento en la iluminación exterior, si no está dotada en su manufactura del nivel de protección adecuado.

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