El nido de Quetzacoatl una serpiente ondulante y colorida.
El arquitecto mexicano Javier Senosiain, ha creado una obra única de arquitectura orgánica: el Nido de Quetzalcóatl. Representa una integración armónica entre la arquitectura y el medio ambiente, creando un hábitat que busca integrar a los humanos con la naturaleza sin afectar el ecosistema local.
Es un complejo habitacional de 10 departamentos diseñado por el arquitecto Javier Senosiain en Naucalpan, Estado de México. El terreno de 5,000m2 presentó un desafío de construcción debido a su topografía irregular. El complejo residencial es un ejemplo único de arquitectura que se integra en su entorno natural. El arquitecto diseñó 10 viviendas privadas que se ocultan dentro de una estructura tubular que imita el movimiento de una serpiente, con su cuerpo entrando y saliendo de la tierra. Al final del sendero, se encuentra una pequeña cueva que se asemeja a la boca abierta de una serpiente, con sus afilados colmillos recubiertos con azulejos que reciben al visitante. Al complejo residencial lo acompañan un invernadero en forma de caracol conocido como el “Jardín de las Flores”, un espejo de agua y un teatro al aire libre donde el equipo creativo aprovechó los desniveles del suelo para construirlo.
Senosiain ha explicado que el diseño está inspirado en la figura del Quetzalcóatl, una deidad prehispánica que simboliza la serpiente emplumada.
La forma de la casa se asemeja a la de una serpiente que se enrosca en el paisaje, y la intención del arquitecto era crear una obra que pareciera haber surgido de la tierra de forma natural.
El arquitecto ha señalado que su obra tiene una función social y educativa, ya que promueve la conciencia ambiental y la importancia de conservar la biodiversidad. Además, ha destacado que el uso de materiales naturales y la incorporación de tecnologías sustentables contribuyen a hacer la obra más amigable con el medio ambiente.
La estructura del conjunto habitacional es el cuerpo de Quetzalcóatl, una serpiente ondulante y colorida que sesumerge, penetra y emerge, para volver a refugiarse en el mundo interior de donde proviene.
Caracteristicas del proyecto: Este cuerpo maleable y hecho de ferrocemento. La estructura del Nido de Quetzalcóatl es orgánica y se integra perfectamente con el paisaje que la rodea. Además, su diseño permite que la luz natural penetre en su interior, creando efectos de luz y sombra que cambian a lo largo del día.
El proyecto arquitectónico se enfrentó a un terreno irregular de 5,000 m2 con topografía accidentada, incluyendo una cañada con encinos y varias cuevas colapsadas. Solo se conservó una cueva que mide aproximadamente 50 m de largo por 6 m de ancho. La ubicación del serpentario fue un reto debido a la topografía del terreno, pero se respetó el 97% del campo, espacio y bosque. Se creó un estanque en medio de la cañada donde se desvía el agua pluvial y también se recicla el agua de las casas a través de una planta de tratamiento. El cuerpo general de Quetzalcóatl es de ferrocemento iridiscente de color esmeralda dorado y azul violeta profundo, y contiene casas de aproximadamente 200 m2 cada una con bóvedas internas, muros de colores cálidos y ventanas que dan al jardín. El conjunto incluye siete serpientes de piedra que bordean el terreno en curvas naturales y protegen la cañada. El resultado es un voluptuoso serpentario que juega con formas, símbolos y colores y que crea un microclima aislado del ambiente urbano.
El diseño del Nido de Quetzalcóatl también se caracteriza por su simbolismo. Por ejemplo, la entrada a la estructura simboliza el nacimiento, mientras que el interior representa el viaje de la vida y la muerte.
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