El concreto lanzado como una solución a la medida
La lista de edificios famosos o ejemplares hechos de concreto y concebidos gracias a sus muchas propiedades, es interminable.
Su maleabilidad y durabilidad son sólo algunas de las ventajas que ofrece, pues sus propiedades pueden modificarse usando diferentes mezclas químicas. Así, dependiendo de la obra y las necesidades de cada proyecto, se puede diseñar concreto más fluido, más resistente al agrietamiento, que sea permeable o que ofrezca un endurecimiento ultra rápido. Además, pueden diseñarse concretos amigables con el medio ambiente, como los que brindan reflectividad o son capaces de almacenar energía.
El surgimiento de los diferentes tipos de concreto va de la mano con el desarrollo de las técnicas para aplicarlo, cada vez más sofisticadas y funcionales. Aunque planeamos abordar en siguientes números algunas de ellas, en esta ocasión nos enfocaremos en el concreto lanzado. Se trata de un sistema que se utiliza con gran frecuencia en la actualidad, por las ventajas que ofrece en términos de resistencia, pero también de apariencia. A continuación, algunas consideraciones y apuntes técnicos que conviene
saber acerca de él.
El concreto lanzado es un sistema de colocación de concreto, en el que éste se transporta a través de una manguera y se proyecta neumáticamente, a alta velocidad, sobre una superficie.
Dicha superficie puede ser piedra, terreno natural, mampostería, acero, madera, poliestireno, etc. Esta técnica de aplicación requiere diversos agregados para formar una mezcla relativamente seca, que se consolida gracias a la fuerza del impacto. La fuerza con la que sale disparado el concreto, hace que sea posible colocarlo tanto en superficies verticales, como horizontales.
A diferencia del concreto convencional, que se coloca y luego se compacta, el concreto lanzado se coloca y se compacta al mismo tiempo, debido a la fuerza con que se proyecta desde la boquilla de la manguera. Con la mezcla
adecuada y una aplicación correcta, el concreto lanzado formará un material sólido, durable y con una alta resistencia a la compresión, la abrasión, el calor y los cambios climáticos. Su densidad es similar a la del concreto normal y de alta resistencia. Su estructura lo hace más impermeable y resistente a los ciclos de congelamiento, deshielo y fuego, que el concreto tradicional.
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