El color, expresiones muy personales
Pintar el exterior y interior de nuestro inmueble siempre le agrega valor, ya sea que se busque actualizar la apariencia para ponerlo en armonía con los gustos de los usuarios; o bien que el objetivo sea añadir atractivo a la edificación para venderla, la pintura será siempre una excelente forma de invertir con gran acierto.
Con el paso del tiempo, la pintura exterior de la casa se ve afectada por la irradiación solar, el viento, la lluvia, el frío, la contaminación y las cambiantes condiciones climáticas. Debido al calor, la pintura exterior se desvanece, pierde brillo y por lo tanto se va tornando opaca y triste. Por la acción del agua, la pintura exterior lentamente pierde adherencia y se desprende de los muros del edificio. Las mismas condiciones aplican para la pintura interior, pero su ciclo de vida es comparativamente mayor, debido principalmente a que la pintura interior no se ve afectada por las intrusiones externas o cualquier componente del clima. La mayoría de las veces, la pintura interior sólo requiere un retoque normal en un período de tiempo prolongado. Hoy en día se encuentran disponibles pinturas interiores de calidad que pueden mantener su brillo durante mucho tiempo, y que pueden limpiarse con un paño húmedo sin afectar la calidad del color.
Normalmente, la pintura mantiene su buena apariencia entre 5 a 6 años, dependiendo de la calidad de la pintura y de una buena técnica de aplicación. Dicen los expertos que el 80 por ciento de un buen trabajo de pintura está en la preparación. Es importante aplicar la pintura con un grosor adecuado, de esta forma la pintura exterior e interior será mucho más duradera y podrá resistir las condiciones ambientales. Un trabajo de pintura de gran calidad durará años, por lo que significa menos mantenimiento en general y ahorros notables al evitar pintar con más frecuencia.
Componentes de la pintura
La pintura se define como un producto fluido que, aplicado sobre una superficie en capas relativamente delgadas, se transforma al cabo del tiempo en una capa sólida que se adhiere a dicha superficie, de tal forma que recubre, protege y decora el elemento sobre el que se ha aplicado. La pintura contiene tres ingredientes principales: pigmento, aglutinante y disolvente. El pigmento proporciona la textura, el color y las propiedades de ocultación de la pintura. En el pasado solían ser bastante peligrosos por incluir plomo, cromatos y asbesto, pero actualmente están prohibidos en la mayoría de los países. El dióxido de titanio y los óxidos de hierro son pigmentos seguros de alto grado y se encuentran en pinturas de mejor calidad. Los pigmentos más baratos no se pueden moler tan finamente como se logra con los pigmentos de gran calidad.
El solvente en la pintura a base de agua es únicamente agua, mientras que en la pintura a base de aceite, el disolvente es un destilado petroquímico. Antes de que se evaporen, los solventes mantienen sus respectivos pigmentos y aglutinantes en solución y los ayudan a penetrar profundamente en la superficie que se está pintando. Una vez que los solventes se han evaporado, dejan una fina capa endurecida de pigmento y aglutinante que conocemos como pintura.
La teoría del color se utiliza por artistas que trabajan con lienzos, pero también puede ser utilizada por personas que buscan pintar sus paredes con un nuevo tono.
La importancia del color
Dondequiera que vayamos, respondemos al color, pero a menudo se subestima su importancia. Se puede cambiar la sensación de cualquier habitación de la casa con un poco de planificación y un poco de color, variando los tonos para cierto aspecto o sensación. Para comprender la importancia del color es necesario hablar de la teoría del color que consiste en una abundante cantidad de información que los investigadores han reunido sobre la forma en que vemos el color y cómo las diferentes combinaciones de colores nos afectan. La teoría del color se utiliza por artistas que trabajan con lienzos, pero también puede ser utilizada por personas que buscan pintar sus paredes con un nuevo tono.
El color es luz, sin luz no podemos ver el color. Cuando vemos el color, se refleja la luz hacia nosotros. El color local es lo que llamamos la apariencia de un color en día natural o luz blanca. A medida que cambian las condiciones de luz, también cambia la apariencia del color. La luz se refleja de forma muy diferente a una superficie horizontal frente a una vertical.
Como el color es luz, por tanto es una forma de energía con su propia frecuencia y longitud de onda, pensar en el color a través de una perspectiva científica suele ser más útil. Esta energía (color) no es estática, fluctúa y cambia, reflejando las condiciones de luz en el momento y respondiendo a los otros colores (energías) que lo rodean. Los rojos, azules y amarillos, son los colores primarios ya que no se pueden obtener mezclando otros colores. Sin embargo, mezclarlos entre sí es lo que da como resultado una variedad de colores. Nuestros ojos tienen tres receptores de color diferentes, que responden más o menos a la luz, a través de la combinación de colores primarios.
Al seleccionar un color, tenga en cuenta el estado de ánimo de una habitación. Los colores suaves y fríos, así como los neutros generalmente crean una sensación más tranquila, mientras que los colores fuertes son para el drama. Los colores más cálidos, contrastantes y algo más brillantes se suman a una atmósfera sociable; azul-verdes y neutros más profundos le darán un ambiente más formal. Algunos colores más brillantes pueden provocar inquietud e irritabilidad.
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