Creando texturas: pulido y apomazado

Publicado en: Noticias | 11 mayo, 2022

En ambos procesos se usan máquinas abrasivas, ya sean manuales o automáticas, que buscan dejar la piedra plana y libre de marcas.

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El pulimentado de las pierdas es uno de los procesos más conocidos. Se realiza, sobre todo, en materiales con gran cohesión interna, tales como el mármol, el granito o el ónix. Este procedimiento se logra al pasar una herramienta abrasiva sobre la superficie; así, los poros de las piedras se minimizan, generando mayor resistencia al desgaste, aunque también produciendo un factor resbaladizo en la superficie.

El producto es un acabado brillante y bello. La textura de la piedra resalta con este proceso, además de quedar plana y libre de marcas o poros. El pulimentado debe realizarse después de colocar el revestimiento, puesto que, si se hace en fábrica, puede haber desniveles en la superficie.

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A la par de la sensación visual, el sentido táctil se puede estimular con el diseño de interiores.

Muy semejante al proceso de pulido, el apomazado también busca purificar la textura en las superficies. Se usan máquinas abrasivas, ya sean manuales o automáticas, que buscan dejar la piedra plana y libre de marcas. El color y la textura resaltan gracias a este procedimiento, aunque no presenta el nivel del proceso de pulido. La principal diferencia entre pulir y apomazar es el brillo resultante del primero, ya que en el segundo se obtiene una superficie mate, provocada por una menor potencia en la abrasión.

De hecho, el apomazado es el paso previo al pulimiento de las piedras. Por esta razón, se puede utilizar en revestimientos con menor cristalización, tales como las calizas y las areniscas.

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