Casa Ataúlfo: análisis orientados

Publicado en: Noticias | 25 noviembre, 2021

Gómez Solórzano ha sintetizado en tres palabras las cualidades de diseño arquitectónico de la Casa Ataúlfo: serenidad, identidad y confort.

Asimismo, nos confirma algunos de los mayores retos a los que se enfrentaron en dicho proyecto: “Lograr ese híbrido constructivo y plástico entre el acero y la arcilla fue un gran desafío. Nuestra solución como eje conector de dichos elementos, fue el concreto, pero teníamos que ser responsables en la composición si no queríamos saturar de materiales al proyecto.”

La siguiente pregunta es obvia en términos de cómo fue determinada la paleta de materiales. “Al mantenernos en la ideología de componer bajo una honestidad constructiva, el reto se vuelve mayor en temas residenciales. Teníamos la seguridad de proponer algo que distinguiera la esencia del usuario, puesto que es gente originaria del Sur de Chiapas. Fue así como la arcilla surgió en rememoranza de aquellas raíces. Sin embargo, las ventajas de la ligereza visual que produce la estructura metálica, también debían ser parte de este proyecto, que incluye grandes claros y recorridos prolongados.”

“Yo creo que principalmente al ‘corredor de arcilla’, le pusimos ese nombre debido a su composición de loseta de barro rojo en piso y bóvedas de ladrillo en su cubierta.”

Respecto a la ubicación del predio, la casa Ataúlfo parece haber encontrado la orientación perfecta con relación al trayecto del sol durante el día y la luz que genera durante las diferentes estaciones del año. “Nuestro proceso de diseño tiene una ventaja muy fuerte desde el inicio de la investigación, debido a que iniciamos con la búsqueda del ‘poder del emplazamiento’, una estrategia recomendada por Le Corbusier en su libro Hacia una arquitectura. Esto se logra a través del análisis del sitio, lo que nos permitió entender las inclemencias calóricas solares de una fachada sur como la que tiene el proyecto, proponiendo pantallas vegetales, corredores y muros ciegos con aislamiento interno. Pero, también nos brindó la oportunidad de entender la fachada norte que, vista desde los tres metros de altura (incluso llevamos una escalera de pintor para medirlo) podíamos contemplar la ciudad y el gran Cañón del Sumidero, abriendo toda esa fachada para obtener también los vientos dominantes del norte.”

En un proyecto así de espectacular, pareciera que los requerimientos del cliente y el potencial arquitectónico detectado por el estudio, convergieron a la perfección. Nuestro entrevistado nos lo aclara: “Desde la presentación del anteproyecto, mostramos el justificante más claro que correspondía al emplazamiento y sus grandes ventajas. El cliente no entendía muy bien por qué debía recorrer toda su casa para llegar a su recámara. Sin embargo, había una sorpresa reservada cuando se encontró con la ciudad y el gran Cañón durante ese recorrido. Las únicas observaciones que el cliente tuvo fueron la cantera limón y el sillón amarillo, detalles que le dan un toque de hogar e identidad al proyecto y al usuario mismo.”

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