Antecedentes del Instituto Salk
El Instituto Salk fue una donación por el ayuntamiento de San Diego con el objetivo de construir un centro de investigación médica
Para concluir este proyecto, Louis Kahn tenía dudas sobre qué hacer con el espacio central que se generaba entre las dos torres principales. Por aquellos días, asistió a una exposición del arquitecto mexicano Luis Barragán, en el Museo de Arte Moderno de NY y lo invitó a colaborar. Barragán le sugirió que no agregara ni un árbol, ni una planta, ni una flor a dicha área y que, mejor, construyera ahí una plaza con un elemento de agua. El resultado, fue un espacio al aire libre impresionante, al que muchos consideran el rasgo más significativo en el diseño de este clásico de la arquitectura moderna.
Un clásico de la arquitectura moderna del siglo xx, este instituto es obra de la discusión y la creatividad colectiva, dos viejas costumbres que también intenta fomentar.
Pero, mucho antes de Barragán y sus consejos, el Instituto Salk nació como una donación. El terreno donde se construyó, fue otorgado en 1959 a Jonas Salk por el ayuntamiento de San Diego, en California, EU. Jonas Salk fue un médico e investigador estadounidense, cuyos estudios lo llevaron a desarrollar una de las primeras vacunas efectivas contra la poliomielitis. La idea era proporcionarle un terreno para que él construyera un centro de investigación médica. Dentro de las varias ubicaciones que se le ofrecieron, el médico –acompañado por Kahn– se decantó por un espectacular terreno situado en un acantilado, a tiro de piedra del Océano Pacífico.
Por otra parte, Salk y Kahn ya habrían comenzado una amistad que inició tras una conferencia de este último, a la que el médico asistió. Ambos sostuvieron diversas reuniones, pero fue cuando visitaron juntos los Laboratorios Richards, en la Universidad de Pensilvania –un complejo de cuatro torres conectadas entre sí que Kahn acababa de construir–, que Salk se convenció de que había encontrado al arquitecto que buscaba. Esa visita dio comienzo a una estrecha colaboración entre arquitecto y cliente, que se sostuvo a lo largo del complicado proceso de diseño y construcción del Instituto Salk.
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